Editorial

Una empresa sensible

De nada sirve una filosofía empresarial que se presuma de “sensible”, si no somos congruentes con ella.

Las empresas no tendrían vida sin las personas que en ella participan, sin las aportaciones, modestas o mayores de cada uno de sus colaboradores. Es cierto que se puede contar con una planta moderna con tecnología de punta, sistemas de trabajo de vanguardia, los mejores proveedores de insumos para los procesos, una filosofía empresarial ejemplar, etc., pero todo esto de nada serviría si no se tuvieran a las mejores personas colaborando en la empresa y sobre todo, a líderes sensibles, ya que la gente es la vida misma de la empresa porque son los artífices de los productos, de su crecimiento, si lo hacen bien o de su pequeñez y decrecimiento, si lo hacen mal. Son los colaboradores, con los recursos que los inversionistas ponen en sus manos, quienes tienen la tremenda responsabilidad de demostrar todas esas bondades materiales, las instalaciones, los insumos, los procesos y sistemas, etc. Son los colaboradores quienes dan testimonio de la filosofía empresarial a través de sus acciones, de su crecimiento como personas y como grupo orientado a la mejora continua.

La Empresa es el reflejo de que hace su gente.

Como lo dije con anterioridad, de nada sirve tener una serie procedimientos, normas y políticas institucionales que duerman el sueño de los justos, en espera de ser despertados. De nada sirve una serie de recursos de calidad y excelentes procesos, si no se capitaliza en calidad producida. De nada sirve una filosofía empresarial que se presuma de “sensible”, si no somos congruentes con ella.
Los fines las empresas deben estar enfocados a servir y a servir bien: a los clientes, a los proveedores, a la comunidad, a los que en ella laboran, etc., por lo tanto debe ser productiva y prestigiada, no existe otra manera de lograr cristalizar la visión de ser una empresa sensible. Hay que cuidar de no confundir sensibilidad empresarial con paternalismo. Una Empresa con sentido humano fomenta la participación, requiere de personas comprometidas e impulsa el desarrollo de los que en ella trabajan.

Colaboración: Felipe Ignacio Rocha González